Hoy quiero compartir contigo una experiencia que viví hace años y que hoy todavía la recuerdo con mucha emoción.
Durante unas vacaciones tuve la oportunidad de viajar al estado de Jalisco, México; la primera parada fue la ciudad de Guadalajara, que nos recibió como es su costumbre: con gente cálida y amable, que sabe tratar al viajero de una forma excepcional. Después de andar por ahí durante varios días, mi familia y yo partimos con destino a la maravillosa ciudad de Puerto Vallarta; no nos hospedamos ahí, sino en Nuevo Vallarta, Nayarit. No te aburriré con los detalles de las vacaciones, porque muchos ya los olvidé. Sin embargo, lo que recuerdo con claridad es lo siguiente: salimos a conocer el pequeño pueblo de Nuevo Vallarta; por ahí nos encontramos un lugar llamado Vallarta Adventure o algo así, donde, para emoción nuestra, se podía nadar con delfines.
¡Así es! ¡Nadar con delfines!
Por supuesto: no iba a perder la oportunidad de realizar un sueño más… un sueño de verdad, de esos que uno tiene por la noche… y, tras algunas horas, nos encontramos con Dúe, el delfín que nos ayudaría a cumplir lo que alguna vez pareció imposible.
Jamás podré describir la sensación de acariciar un delfín, de darle comida, de abrazarlo y bailar con él; mucho menos podré plasmar qué se siente recibir un beso de estos animales tan inteligentes. Sin embargo, más allá de todo eso, está la experiencia de tomarse de sus aletas y dejarse llevar… sentir la libertad que este ser proyecta, la alegría de su canto, la potencia de sus saltos… estar junto a ellos es increíble, indescriptible, inmejorable.
Ha sido, junto con el rapel, una de las experiencias más geniales que he vivido en estos años. Sé que vendrán muchas más, pero jamás olvidaré la inteligencia de aquel ser que, al notar que yo no me acercaba porque no podía verlo, tomó la iniciativa y rozó mis manos alegremente, para que yo descubriera su presencia. Muchas personas se alejan de los que tenemos una discapacidad, simplemente por miedo o porque no saben cómo tratarnos; los delfines, aunque lo notan, se inclinan más hacia lo verdaderamente valioso: las ganas que tienes de conocerlos y que formen parte de ti.
La vida es un viaje lleno de sorpresas; ¿cuáles te han maravillado más? Recuerda escribir tus comentarios y compartir este texto.
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