¡He vuelto a escribir! Y esto, amigos, es señal de que todo se va recuperando. Este tiempo de incertidumbre nos afectó a todos y, aunque muchas personas crean que por haber superado una discapacidad podemos superar lo que sea, nadie esperábamos que entre las opciones de “lo que sea” estuviera una pandemia que nos mantuviera encerrados durante ya 77 días. Así pues, con emoción, ¡les doy la bienvenida de vuelta a este blog!

¿Por qué digo que agradecer es de valientes?

En el podcast “Enciende la luz”, del que llevo ya 11 episodios, esta semana hablé del agradecimiento en tiempos complicados. Sí, hay razones para agradecer y lo puedes escuchar ya en Spotify y Apple Podcasts, pero lo que no dije fue que agradecer es de valientes. Esto, queridos amigos, se debe a que, cuando agradecemos, ponemos la felicidad en nuestras manos. Cuando nos enfocamos en lo que nos falta y, por tanto, no podemos agradecerlo, tenemos una actitud de esperar a que eso “faltante” llegue desde el exterior; renegamos, envidiamos, criticamos… pero no agradecemos. “¿Por qué voy a agradecer, si me faltan tantas cosas para ser feliz?” Y la pregunta es válida, pero te aseguro: no nos conviene quedarnos ahí… y te digo la razón al final del post.

¡Lo mejor de la semana!

En esta nueva modalidad del blog, quiero escribir las tres cosas que me sucedieron en la semana y que, sin duda, te recomiendo vivir.

#3: La película “El autor”. Sé que han sido tiempos de filmes al por mayor, pero hacía mucho no encontraba una película que me agradara de esta forma. En esta cinta española se narra la historia de Álvaro, un abogado con el sueño de ser escritor que, tras diferentes sucesos, llega a vivir a un edificio de apartamentos con vecinos tan comunes como cualquiera. Lo importante no es esperar a que la historia suceda, sino hacer que suceda. Recomendadísima, está en Netflix.

#2: Armar un rompecabezas. Ahora lo aclaro, porque por razones de ceguera no puedo armar un rompecabezas común, pero eso no me impide disfrutar de la alegría de mi familia cuando lo logran. No quiere decir que yo haya estado ahí sentado, dando apoyo moral… sino que el acabar de poner en órden las 2,000 piezas después de dos meses también me emocionó. Y no: no tiré el rompecabezas por error.

#1: Volver a escribir. Esto me emociona, de verdad, porque quiere decir que estoy sanando tras este condenado virus. No hablo de los pulmones, que están afortunadamente sanos, sino del corazón. Escribir me da paz, me ayuda a aclarar mis ideas… y si a alguien le sirve lo que pueda compartir, pues mejor todavía. ¡Recuperé un par de proyectos que, cuando salgan a luz, les van a encantar!

Y, finalmente… ¿por qué no nos conviene quedarnos en la queja? Sencillo: porque entonces dejaríamos nuestra vida y nuestra felicidad en manos de algo o alguien más… y como a nadie le interesa nuestra felicidad como a nosotros mismos, pues seguramente no tomarán la mejor decisión. ¡A ser valientes! Agradezcamos lo que tenemos, lo que somos y a quienes nos rodean, pues de eso se compone la parte más bella de nuestra vida.