He descubierto, como seguramente tú lo has hecho, que existen momentos en nuestra vida en los que no sabemos hacia dónde ir: nos sentimos perdidos, con muros a nuestro alrededor, sin un camino claro al frente. Quizá te encuentres hoy en esos instantes, o tal vez los hayas vivido recientemente. Lo primero que quiero decirte al respecto es que pasará y, poco a poco, volverás a recuperar la claridad en tu visión y te darás cuenta que hay mil opciones para seguir adelante, quizá muchas más.

Por supuesto que no quiero terminar con esto el artículo; no quiero pedirte que te relajes y disfrutes de esos lapsos de incertidumbre, pues sé que no es fácil ni deseable. Por el contrario, quiero compartir contigo algo que me sirvió y que incluso hoy sigo aplicando en los momentos en los que no distingo un rumbo concreto hacia el que pueda caminar.

Reencuéntrate con quien eres.

Cuando estoy triste o desesperado por algo, o cuando llega una de esas crisis que a todos nos pasan, me retraigo y escucho música… incluso tomo algún instrumento musical y lo ejecuto… y me ayuda a sentirme mejor. ¿Por qué pasa esto? ¿Por qué ciertas actividades nos calman y relajan? Esto se debe a que nos hacen regresar a nuestro origen. ¿Y qué es, en sí, regresar al origen? Es recordar los momentos en que fuimos más felices, vinculando esa sensación con una actividad concreta.

Cuando yo tenía 17 años comencé a estudiar en la Academia de Música Cesaretti; no era solo el aprender a tocar un instrumento, sino que ahí conocí a algunos de mis mejores amigos; empecé a sentirme más independiente, me presentaba en teatros como parte de una orquesta… y todo eso me daba una alegría que todavía me hace sonreír. El escuchar cierta música, o tocar un instrumento, hoy devuelve a mi inconsciente hasta esos tiempos… y entonces obtengo un respiro para mi alma y, de alguna forma, mi mente sabe que todo estará bien.

Haz una pausa y escucha a tu corazón.

A veces hacen falta preguntas, para que el Universo, Dios o nuestra mente nos respondan: ¿Qué te gustaba hacer y dejaste de hacerlo? ¿Qué tienen en común las etapas de mayor alegría en tu vida? Hagamos de nuevo lo que le encanta a nuestro corazón… busca a personas y acude a lugares en los que te sentiste en plenitud, descubre por qué reías y vuelve a hacerlo… volver al origen de nuestra alegría es la mejor herramienta mientras pasan esos momentos complicados y recuperamos nuestra esencia.

Reinvéntate… tu origen también te llevará a lugares nuevos.

Casi siento que estoy leyendo una inquietud en tu mente: “¿y si las circunstancias no me permiten volver a esos momentos o lugares?” Déjame decirte que tienes razón. No estamos exentos de, quizá, vivir en una ciudad distinta, o de que las personas que nos llenaban de energía se encuentren ausentes por cualquier situación. Sin embargo, también para esto hay respuesta, pues al volver a tu origen puedes descubrir que en la actualidad también tienes en tus manos nuevas actividades que te producen esa misma sensación. La clave, pues, no solo está en hacer lo que hacías, sino en encontrar que si sentiste esa emoción puedes conseguirlo de nuevo.

¡Alerta! La acción de “volver al pasado” es recomendable solo mientras pasa la tormenta. Recarga baterías, pero recuerda siempre que la vida es hoy y la única forma para vivirla es hacia adelante. ¿Cuál es para ti, entonces, esa actividad que te ayuda a volver a tu origen? Agradezco de corazón que lo compartas conmigo, ya sea a través de mis redes sociales, encontrándome como @aemeraz en todas ellas, o por medio de mi sitio web: www.aemeraz.com. ¡Sigue leyendo y despierta en ti otra visión!