Hace algunos años me encontraba tomando un taller junto a más de 100 personas. Era la hora del desayuno y, muy amablemente, una compañera se ofreció a traerme un pan dulce para comerlo junto con lo que me quedaba de café. Cuando volvió di la primera mordida al pan… y sentí un pinchazo en mi paladar: una abeja había hecho de las suyas… ¡y con el pavor que les tengo a esos insectos! Pasaron muchas cosas por mi cabeza, desde ¡qué mala suerte! hasta ¿por qué solo a mí, habiendo tantas personas? Con el tiempo entendí que atraemos lo que tememos, pero déjame explicarlo.

Alíate con tus pensamientos.

La mente es un imán que atrae a nuestra realidad lo que pensamos. Así pues, no quiere decir que solo nuestros miedos se manifiesten, sino que aquello a lo que le entregamos más energía es lo que se materializa. ¿Te imaginas lo que estuve pensando durante los siete días que duró aquel taller? Por supuesto: “Hay muchas abejas… le tengo miedo a las abejas…” y toda mi energía estaba encaminada hacia ese pequeño ser… hasta que atraje a uno de ellos.

Deja de pensar en aquello que temes y piensa en lo que deseas. Tu mente no distingue lo “bueno” de lo “malo”, así que comienza una transformación en tus pensamientos y hazlos trabajar para ti.

¿Qué es a lo que más temes?

Es importante aceptar que el miedo está en nuestro interior. Somos seres humanos y, hasta la fecha, no conozco a ninguno que jamás lo haya sentido… ya sean miedos racionales o irracionales. De alguna manera, te conviene entablar una bonita amistad con tus miedos; darte cuenta que están ahí y que, en muchas ocasiones, han servido para protegerte de escenarios peligrosos, pero también te han detenido en el camino hacia tus metas o sueños. Es importante reconocerlos, pues si los negamos nos estamos negando a nosotros mismos… y será complicado que avancemos en nuestro crecimiento. “Sí, le temo a las abejas, pero incluso con abejas aprenderé y disfrutaré del curso…” me convenía pensar.

Enfrentar los miedos es la única opción.

No hay recetas mágicas para superar los miedos. Lo único que conozco, y que alguna vez me recomendaron, es: “¿tienes miedo? Bien. Hazlo con miedo”. La vida no se trata de demostrar si eres más o menos valiente que otros; en lo personal no me siento más débil que nadie por no querer lanzarme de un paracaídas, por ejemplo. De lo que se trata es de superar los miedos que cada quien tenemos en nuestro interior; más todavía, aquellos que no nos permiten avanzar.

Quizá la recomendación más efectiva que podría dejarte en este texto es la que leí en un libro: si tienes miedo, cuenta del cinco hacia atrás y, cuando llegues al cero, ¡hazlo! Justo como cuando debes meterte a la regadera y el agua está fría. ¿Temes hablar con alguien?: 5… 4… 3… 2… 1… ¡habla! ¿Sientes nervios antes de pararte en un escenario?: 5… 4… 3… 2… 1… ¡Ponte de pie! ¿Temes iniciar un proyecto porque no sabes qué resultados tendrás?: 5… 4… 3… 2… 1… ¡Comienza! Jamás sabrás hasta dónde podrás llegar si no lo intentas. No se trata de motivación, sino de decisión. El miedo puede ser un motor para iniciar o un obstáculo por superar, pero jamás permitas que se convierta en un pretexto para abandonar.

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